Historia

Desde la Ciudad de San Carlos de Bariloche, una pequeña chocolatería familiar comenzó a impregnar nuestros sentidos con su aroma y sabor del recuerdo… Así nacía Chocolate Patagónico, allá por junio del 2009, en un pequeño local retirado del centro comercial de la ciudad.

La historia comienza con un barilochense y chocolatero que se cultivó en el conocimiento de este delicioso chocolate a muy temprana edad. A sus 16 años ya trabajaba en las chocolaterías y fábricas del momento, aprendiendo lo nuevo pero también lo de antes.  Mucho ha aprendido en su viaje de vida,  la que dedicó enteramente a esta pasión.

El recuerdo de ese sabor de la infancia, cuando su madre le llevaba un chocolate a la escuela primaria, ese aroma… fue adueñándose de su corazón, permaneciendo en su espíritu. Casi sin darse cuenta, fue la vida guiándole a sumergirse en éste encuentro. Su experiencia laboral lo puso en contacto directo con viejos maestros, y renació ésta pasión por el valor de lo auténtico y natural.

Un momento, un instante, una decisión y la certeza que nos da nuestra fé, aún teniendo mas en contra que a favor, fue el impulso necesario para dar el primer paso, y comenzar a vivir el propio sueño: Chocolate Patagónico abrió sus puertas, pensando en su gente, el barilochense.

La satisfacción nace en el corazón cuando lo verdadero se expresa en la misma intención. Y nuestra satisfacción es la opinión de quienes nos conocieron allá, en ese entonces, y luego de años nos vuelven a visitar a nosotros y a esta hermosa ciudad, y nos dicen que es el mismo sabor y la misma calidad que habían probado por primera vez.

Y asi hemos crecido, hasta hoy, haciendo el mismo chocolate a mano, cada día, sin conservantes ni aditivos. Un chocolate fresco. En nuestra fábrica contamos con elaboración a la vista,  por lo que quien nos visite podrá ver a diario cómo elaboramos las tabletas de chocolate en sus tres variedades, puros, con frutas secas, blandos con frutos locales, conocidos por rojos y azules; el famoso chocolate en rama; cuando bañamos los alfajores, un producto tradicional de toda la argentina, cuya masa, también fabricamos a mano con materia prima de primera calidad;  los dulces de los frutos de la Patagonia, también cultivados y cosechados en la región y elaborados por nosotros, para nuestros alfajores y dulces envasados; además de bombones y figuras de chocolate para los niños. Siempre, en la elaboración cada producto, seguimos con la misma filosofía de un producto de alta calidad y al mejor precio.

En éste camino, hemos vivido y sorteado momentos difíciles como barilochenses, como la gripe a en el 2009. También hemos resurgido literalmente de las cenizas, tras la erupción del volcán Puyehue, un sábado 4 de junio del año 2011, en el país limítrofe de Chile.

Gracias a las familias de aquí y de allá, argentinos y extranjeros que nos han recomendado, y brindado su apoyo y afecto por nuestro emprendimiento familiar.

Gracias a toda nuestra familia quienes fueron los primeros en confiar y apoyarnos, gracias a nuestros hermanos y hermanas, por su incondicionalidad y apoyo.

Gracias a todos los que en nuestro camino nos han dado una mano y nos la siguen dando, y muchos de ellos ya son amigos y familia.

Y a nuestros hijos…gracias por su apoyo, los amamos.